"Hola les dejo un cuento que escribí cuando estaba melancolico, ojala les guste es un cuento navideño especialmente para ti para que lo cuentes a los niños"
Recuerdo que cuando era chico en las vísperas de navidad, mi padre nos pedía a mi y mis hermanos siempre una lista donde teníamos que poner lo que más quisiéramos que nos regalen esa navidad a nuestro nombre para Papa Noel.
Sobre todo esa navidad, cuando yo aún estaba en el Jardín de Niños, recuerdo esperar a un Papa Noel en el sillón, me había quedado dormido pero siento entre sueños una barba suave como el algodón y a un hombre viejo que me acariciaba la frente y me ponía una mantita.
Las navidades fueron pasando y consecutivamente los años. Mis hermanos que eran mucho mayores que yo éramos cada vez más grandes y más conscientes de nuestro mundo o de la realidad que nos suelen imponer, de la pequeña realidad que nos rodea.
Así mismo mis hermanos que tuvieron contacto con otras realidades me contaban que Papa Noel no existía y al escuchar esto, yo me sentí perplejo, como si mi padre, al que siempre le creía todo, me hubiera mentido todo este tiempo, así que en esta navidad me quedé a esperar a Papa Noel al lado del árbol mientras olía la cena navideña.
Sentí que un calor muy fuerte me molestaba en la cara, abrí los ojos y me di cuenta que me había quedado dormido y peor aún, estaba en mi cama. "Caramba" pensé, "Seguro Papa Noel me cargo hasta aquí", me resistía y aún daba esperanzas de su existencia.
A continuación les dejo un cuento que escribí, es corto y lo pueden usar para dormir a sus hijos, es un cuento de navidad, espero les guste.
Me levante y me puse mis zapatos, fui corriendo a la sala donde estaba el árbol y encontré mis regalos de navidad, lo que me hizo muy feliz y acentuó mi creencia, sin preguntarme si realmente había sido algunos de mis parientes, ¿aún guardaba mi inocencia?.
Me levante y me puse mis zapatos, fui corriendo a la sala donde estaba el árbol y encontré mis regalos de navidad, lo que me hizo muy feliz y acentuó mi creencia, sin preguntarme si realmente había sido algunos de mis parientes, ¿aún guardaba mi inocencia?.
Otro año, otra navidad se acerca y ahora me sentía más maduro para no quedarme dormido y además me había portado bien todo el año y más aún en el primer grado de primaria donde me esforcé para aprenderme el abecedario y a sumar con mis deditos, por ello esperaba un buen obsequio de Papa Noel, tal vez mi mayor curiosidad era saber quien era Papa Noel por eso le puso trampas para que me avisen cuando el llegue, solo quedaba esperar.
Mamá partió el pavo horneado; las tazas con chocolate con un toque de cocoa y flan perfumaban el ambiente, el panetón y el vino no llamaban mi atención, solo esperaba que suene la campanilla de mi trampa para Papa Noel, no lo había pensado pero creo que podía caerse con ello y accidentarse.
Cogí la pierda del pavo y comencé a darle unas mordiditas, cuando en un momento, en una pausa del ruido, en un silencio obligatorio sonó la campanilla, mi corazón latía fuerte y mi cerebro dijo Papa Noel esta en mi casa.
Corrí lo más rápido que pude, mi familia solo se quedo mirando, pero todo fue en vano y ya no estaba él, pero habían regalos alrededor del árbol, pregunté a mi familia quien había dejado esos regalos y me dijeron tal vez fue el tío Willy, mis hermanos se reían de mi pero no les presté atención. Y así pasaron los años y todos mis esfuerzos eran inútiles.
Papa Noel parecía una especie de duende o hada, que son parte del espíritu de la naturaleza, que aparece y desaparece cuando quiere, esa parece ser mi hipótesis más acertada, no me creía el cuento que fue la creación de algún personaje europeo o la Coca Cola. Incluso buscaba niños que tuvieran el mismo interés que yo. Sin embargo no había método científico que lo probara, era más fácil decir que los marcianos existen, porque si un pareja tiene un hijo en marte este ya seria marciano.
Muchas noches quería matar mi curiosidad y todas la navidades era una celebración de la busqueda interna de quien era este viejito bonachon, según los cuentos populares y dibujos animados, sabía que él vivia en el polo norte, pero no sabia con o sin los esquimales, tal vez paraba todos los días con sus nomos mirando tele o buscando una relación en los hospitales de los niños recien nacidos o solicitando a todos los colegios cual era la nota escolar para filtrar a que niño le tocaba regalos, o buscar el financiamiento de los juguetes, realmente es un trabajo infinito. También pensé en quien le regala algo a Papa Noel, si supiera donde esta sería como el Papa en el Vaticano.
"..."
Han pasado casi sesenta años y en mi vida me ha ido de maravilla hice una carrera profesional, me casé y tengo unos hijos hermosos que ahora son adultos, sin embargo jugué con ellos a Papa Noel.
Pero mi creencia por Papa Noel no muere, ese sueño con las barbas de algodón y la campanilla que sonó en la casa de mis padres y que nadie supo de donde vinieron algunos regalos me impresionan hasta ahora.
En mi última carta que le escribí a Papa Noel le dije: " Muchas gracias señor Papa Noel, pero deseaba preguntarle si usted ¿no se siente cansado?, le propongo un trato, mi regalo para usted es que quisiera ayudarlo a hacer su labor, me gustaría ser otro Papa Noel y por si acaso, creo en que me responderá pues yo créo en usted.
Lleve la carta con el solo nombre de Papa Noel a la oficina de correos, pero la gente me tomaba de loco y no de curioso, no me comprendían, pues pensaban igual que mis hermanos cuando yo era pequeño, así que regresé a mi casa empaqué mis cosas, saqué parte de mis ahorros y viaje con mi esposa al polo norte, como turistas, busque de un lugar a otro pero solo encontraba lugares turísticos y nadie me daba paradero de Papa Noel. Mi esposa creo que solo me seguía la corriente, no quería matar mi sueño.
Ya cansado, miré a mi alrededor, cogí la carta y la tiré. Me dí de cachetadas pues me estaba convenciendo de que no existía, así que recogí mis cosas y volvímos a Perú.
Pasaron un par de años y esta navidad me sentía solo pues varios parientes mios habian muerto ya. Mis dos hijos vinieron a saludarnos a mi esposa y a mi, mis nietos les gustaba las historias de Papa Noel y mi viaje al Polo Norte, aún eran fieles creyentes de Papa Noel y también se les ocurrió colocar la trampa de la campanilla cuando les conté esa historia.
Cuando repartía la cena, la campanilla sonó y todos saltaron de la mesa y fueron corriendo hasta el árbol. Yo estaba al final de toda la tribu, desvanecido de toda esperanza, caminando lentamente y los niños desilusionados por no haber encontrado a Papa Noel esa noche, pero sin embargo habían un montón de regalos de los cuales mis hijos se asombraron pues no habían comprado ninguno de los que estaban ahí.
En el árbol había una carta en donde estaba mi nombre, me puse mis gafas y en la carta decía: "Gracias, ese fue el mejor regalo que recibí, que alguien no pierda la esperanza y la preocupación por parte de un hombre que ni conoces es el mejor regalo para este viejo"
Al final de la carta estaban los datos de Papa Noel, en donde me describía sus datos, que es lo que hacía, sus hobbys, que hizo cuando era niño, como vivía, cual era su comida favorita y todos sus secretos el cual incluye porque no se deja ver y que es solo ha veces para los niños dormilones, además de todos sus secretos que quedan para mi y para tu curiosidad.
Los Olivos, Lima 23 de diciembre de 1999
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